La tomografía computarizada, comúnmente conocida como TAC, es uno de los avances más importantes de la tecnología médica en los últimos años. Se trata de un tipo especial de radiografía que crea múltiples imágenes desde diferentes ángulos alrededor de su cuerpo. Los primeros escáneres de tomografía computarizada fueron presentados en 1971 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston por dos jóvenes científicos llamados Godfrey Hounsfield y Allan Cormack.
Un tomografía computarizada es un tipo de radiografía que utiliza el procesamiento informático para crear imágenes transversales del cuerpo. Es decir, es un tipo de radiografía que utiliza un equipo especial para realizar múltiples exploraciones de la misma zona en diferentes direcciones y las imágenes resultantes son reconstruidas por un ordenador en una imagen en 3D con un alto nivel de detalle. Las imágenes en 3D producidas por el TAC parecen cortes del cuerpo, pero proporcionan mucha más información que las imágenes tradicionales de rayos X en 2D. Esto permite a los médicos ver el interior de estructuras como los huesos y los órganos con mucho más detalle.
El uso de la tomografía computarizada permite a los médicos ver el interior del cuerpo sin tener que realizar procedimientos invasivos como la cirugía. Se utiliza para diagnosticar muchas afecciones y enfermedades diferentes, como cánceres y otros tumores, enfermedades cardíacas, enfermedades pulmonares, enfermedades hepáticas, enfermedades renales y lesiones cerebrales.
Además de mostrar lo que hay dentro del cuerpo, las tomografías computarizadas permiten a los médicos ver secciones transversales de algunos órganos y tejidos en detalle, incluso si son tan finas como unos pocos milímetros (1/64 pulgadas). Esto hace que sean útiles para diagnosticar ciertos tipos de tumores y otras anomalías que aparecen en las radiografías pero que no son visibles sólo con las radiografías convencionales.
En los últimos años están surgiendo numerosos procedimientos, relacionados con la radiología intervencionista, en los que la tomografía computarizada sirve para guiar y controlar procedimientos quirúrgicos como el uso de catéteres guiados por tomografía computarizada.
El paciente se tumba en una mesa dentro del escáner y una fuente de rayos X gira a su alrededor. La imagen del paciente es captada por filas de detectores colocados alrededor del cuerpo del paciente y cada detector produce una señal eléctrica que representa la cantidad de radiación recibida por cada detector en cada momento de la exploración. Una vez recogidas todas estas señales, son procesadas por un ordenador que las reconstruye en una imagen en 3D que puede verse en un monitor de ordenador o imprimirse para que la revisen los profesionales sanitarios.
A pesar de los evidentes beneficios de los TACs el uso de este tipo de procedimientos plantea una serie de retos como la accesibilidad o la seguridad del paciente. En primer lugar, para poder tomar imágenes mediante tomografía computarizada es necesario el uso de equipos muy potentes y que obligan al centro a hacer una fuerte inversión. Esto hace que no pueda haber el número de equipos suficientes y por tanto limita la accesibilidad a este tipo de pruebas. Por otro lado, el nivel de radiación que recibe un paciente que se somete a este tipo de pruebas es muy superior al recibido al someterse a una radiografía convencional. En ambos casos, el avance tecnológico de los equipos de tomografía computarizada pueden dar solución a las problemáticas planteadas.
La tomografía computarizada es otro ejemplo de tecnología médica, en el ámbito de la radiología, que permite minimizar el uso de procedimientos invasivos como la cirugía y que ofrece un nivel de detalle muy superior a las radiografías convencionales. Fruto de estas casuísticas la demanda de estudios llevados a cabo mediante tomografía computarizada no para de crecer y es necesario que, paralelamente, se siga avanzando en el desarrollo tecnológico de los equipos de tomografía computarizada para poder dar respuesta a esta demanda creciente.